Empate a 2

22 años, equivalentes a muchos minutos y muchos mas segundos; equivalentes a muchas Marías de la O cantadas por niñas, a muchos goles vistos en TV, a muchas caidas de la bici, a muchos pelotazos en los cojones, a muchas escenas inolvidables, a muchos cogotazos de mi padre, a muchos "qué pasa vieu?", a muchas horas de play, a muchas injusticias malcuradas, a mucho humo mal ingerido, a mucho alcohol mal digerido, a muchos sillazos en la cabeza de Hulk Hogan, a muchas primaveras en al cuesta de mi ombligo, a mucho calor y a mucho frío, a mucho olor a tapa géltex con cubierta nuevecita, a mucho latido acelerado tras el que vendrán mas, a muchas pesías que se atascan, a muchas melodías, a mucha mierda, a mucho cielo, a muchas palabrotas, a mucho Alatriste, a mucha mierda, a mucha imaginación tras las flores de otros pelos, a muchas montañas que escalar, a mucha sal marina mal quitada, a mucha mierda otra vez mas, a muchas enfermeras calentonas, a muchos besos que están al llegar.

Eso es lo que me queda tras 22 años, además de las secuelas de eso, que son los recuerdos que tengo, y que cuando pasa el tiempo te das cuenta que es tu vida. Y aunque aún no me ha llegado la hora de mostrar esa cicatriz de Vietnam, para contar aquella maravillosa historia que viví... Pero puede que algún día me llegue. De momento sigo almacenando en un baúl muy grande todo aquello que me ocurra, para el año que viene poder meter mas cosas (si puede ser que no sea un ligamento roto). Así seguiré hasta pasar todas las etapas hasta convertirme en un estorbo, que es en lo que te conviertes cuando pasas de los 60, "un gran estorbo", como la pobre tía Carmela, pero ese estorbo, es harina de otro costal.